Axel, Florian y Oliver están libres...

Axel, Florian y Olivier fueron puestos en libertad de la prisión preventiva el 28 de noviembre del 2007. Su liberación así como el proceso que aún se sigue contra ellos nos motiva todavía más para comprometernos en una resistencia anti-militarista masiva. La actual correlación de fuerzas políticas dan a su vez lugar a ello.

El 28 de noviembre pasado el Tribunal Federal dió a conocer su decisión sobre la queja contra la detención interpuesta por los tres anti-militaristas Oliver, Florian y Axel y sobre si el artículo 129a (que regula la persecución del Terrorismo), el artículo que pena convicciones ideológicas, se aplica al proceso en cuestión.

El Tribunal Federal no ha accedido a la demanda de la Fiscalía Federal sino que ha definido el atentado incendiario contra vehículos de propiedad del ejército alemán que se le atribuye a los procesados como un acto criminal y no como un acto terrorista. Para los tres inculpados significa, casi después de cuatro meses en la cárcel de Moabit en Berlín bajo las condiciones que el artículo 129a prescribe, la anulación de la orden de detención.

Sin embargo, hay que continuar protestando enérgicamente contra la política de soplonaje contra grupos de izquieda que son criminalizados utilizando el artículo 129a, tanto en este como en otros procesos. Lo mismo se aplica a la política de control total que se sustenta en  soplonaje masivo y en estrategias de la llamada “lucha preventiva contra la criminalidad”. Con todo esto se persigue espiar a los grupos de izquierda e intimidar a personas cercanas a los acusados, tanto en la esfera política como en la privada.

Hay que, y esto debe ser enfatizado, protestar contra la decisión del Tribunal Federal a través de la que se continúa criminalizando la resistencia anti-militarista. Hay que protestar contra la desproporción de una decisión que pretende definir una acción de desarme -que supone hacer inofensivo material de guerra- como un acto criminal. Por el contrario, los verdaderos actos criminales que tienen lugar en el marco de intervenciones militares, especialmente ataques contra la población civil, los llamados “daños colaterales” son considerados legítimos y, como consecuencia, los criminales permanecen en la impunidad.

La acción anti-militarista que se le imputa a Oliver, Axel y Florian ha sido una contribución a los movimientos anti-militarista y pacifista que desde la Guerra de la ex- Yugoslavia se movilizan contra las guerras de agresión. Esta guerra instituyó una nueva “normalidad” para la sociedad alemana. Pero a la vez le recordó a algunos a que existe un derecho a la resistencia contra guerras que atentan contra el Derecho Internacional lo que está reconocido en la Ley Fundamental (Grundgesetz) alemana.

Asistimos a la normalización de guerras de agresión con el propósito de implementar geopolíticas de Alemania o de la Unión Europea asegurando zonas de influencia, mercados y recursos naturales. Asistimos, asimismo, a una militarizacion encubierta de la política interna. Todo esto hacen necesario las más variadas formas de resistencia, de campañas, movimientos y acciones anti-militaristas:

  • El ejército alemán participa con 9,000 soldados en ocho intervenciones militares en las que cientos de personas mueren día a día. Los medios de comunicación lo llaman « daños colaterales » para evitar un justificado miedo al terror como el que se dió en los tiempos de la Guerra de Vietnam. El lenguaje utilizado hace de este terror de guerra uno ascéptico y carente de imágenes. De la misma manera se busca evitar que los refugiados que provienen de estas regiones nos traigan las imágenes y experiencias del terror de las guerras de agresión. Para este efecto sirven las políticas de expulsión y los campos de refugiados, en suma el llamado « management de flujos migratorios ».
  • La militarización de la política exterior alemana se consolida cada más a nivel europeo a través de la participación de soldados alemanes en las fuerzas de combate europeas como punta de lanza de las tropas de intervención de la Unión Europea. La militarización de la políica europea tiene lugar, asimismo, a través del Tratado de Reforma de la Unión Europea que apunta a establecer un presupuesto militar comunitario propio y que obliga a las partes al armamentismo. Este Tratado no permite mecanismos de control democráticos tal y como lo preveía el fracaso Tratado Constitucional comunitario.
  • El ejército alemán actúa cada vez más a nivel interno. El empleo de los aviones de vigilancia “Tornado” sobre los campamentos de los manifestantes de la Cumbre de los 8 fue tan sólo una primera señal. La cooperación civil-militar tiene su lugar de ensayos en prácticas de defensa en casos de catástrofes y en espectáculos mayores como el Mundial de Fútbol. En el marco del debate sobre derribar aviones civiles incluso el Presidente de los Verdes, partido que ha apoyado guerras de agresión en los ultimos años, llama la atención que aquí se trata de una aplicación más amplia del derecho de guerra a nivel interno.
  • Para poder consolidar esta política de militarización a nivel internacional y nacional el ejército alemán buscar captar a desempleados y jóvenes con agresivas campañas de recrutamiento en oficinas de empleo, escuelas y universidades. El ejército alemán utiliza problemas sociales, el desempleo, especialmente el desempleo de jóvenes, como medio de presión. Mchos de estos se dejan recrutar por razones económicas.
  • La movilización militar, a nivel internacional y nacional, se expresa en una restructuración de la política presupuestaria: mientras que el presupuesto en áreas sociales se ha reducido para el 2008, se ha incrementado el gasto militar en un billón de euros alcanzando la cifra de 29.3 billones. Las transnacionales de la industria militar se benefician cuantiosamente de la militarización de la política interna e internacional. De esta manera, la ciudad de Berlín financia con tres billones de euros el nuevo tanque de defensa „Puma“ para el ejército alemán. En el desarrollo y la construcción de este modelo se beneficia la empresa PSM, situada en Kassel, que pertenece por capitales iguales a las compañías Krauss-Maffei Wegmann y Rheinmetall, empresas líderes de la industria armamentista alemana.

Esta militarización de la política interna e internacional alemanas y la criminalización desproporcionada de la protesta anti-militarista debe llevar a militantes de izquierda para dejar sentado enérgicamente lo siguiente:

  • El gobierno federal y el ejército alemán, como su órgano de dirección, son la real organización criminal!
  • La resistencia anti-militarista es legítma y tiene que ser más amplia y más diversa!
  • Los procesos contra Axel, Oliver y Florian  y todos los otros acusados bajo el artículo 129a deben ser cerrados!